En el corazón de Santiago, esta casa logra algo que pocas pueden: combinar diseño, comodidad y alma.
Su interior juega con pisos de pasta en tonos neutros, madera cálida y muros claros que amplifican la luz natural, logrando una atmósfera elegante sin pretensión.
Todo se desarrolla en una sola planta — práctica, funcional y perfectamente pensada para el día a día.
El jardín es el verdadero protagonista: una piscina rodeada de vegetación tropical y un círculo central con plantas flotantes que se ha convertido en el sello de su diseño.
La casa cuenta con garage, dos amplias recámaras con baño propio y un medio baño adicional.
Su estética y distribución la hacen ideal tanto como residencia principal como inversión para renta vacacional: una propiedad con estilo, ubicación y retorno.